EL BIM BOM Y EL PRÓXIMO COMBATE

A fines de la década de 1950, una pegajosa canción resonaba en las radioemisoras de Latinoamérica. Se trata de “Bim Bom” de João Gilberto, una sensual pieza que marcó el inicio del bossa nova. En Cuba el bossa nova pegó muy rápidamente; pero el “Bim Bom” no llegó a la Isla precisamente a través de la música, sino por vía del sexo, allá por los años noventa.
Para entonces, el muro de Berlín se había desplomado y con él la utopía comunista que aspiraba a crear un “hombre nuevo”. En ese escenario en el que la economía cubana se dolarizó y las desigualdades sociales se hicieron aún más visibles, el cuerpo se convirtió -para muchos cubanos- en un espacio de sobrevivencia o en una moneda de cambio para escapar hacia cualquier parte.
En La Habana y en otros sitios de atracción turística, se improvisaron una serie de ambientes ligados al consumo y al sexo tarifado. Uno de ellos se creó alrededor de una heladería con el mismo nombre de la famosa canción de João Gilberto, “Bim Bom”. Un antro en dólares manejado por el Estado, que se integró a una economía underground de placeres baratos, orientada fundamentalmente al turismo gay.
El “Bim Bom “ colinda con el malecón habanero y se ha convertido en una suerte de vitrina de pingueros, travestis y jineteras que ofrecen servicios sexuales a extranjeros. Posee un glamour trasnochado y decadente como los cabarets de mala muerte, un aire cosmopolita que huele cerveza, sudor y a mar.
En este lugar trascurre el libro Bim Bom. Historias de lucha, del cineasta Arturo Infante y el dibujante Renier Quer. El texto está producido en formato de historietas y en él se distinguen guiños al costumbrismo, al pulp fiction y al porno, lo que permite la exploración de una serie de posibilidades narrativas y el juego con códigos sexuales homoeróticos explícitos.
En el libro se exploran las tensiones asociadas al comercio sexual en una sociedad que que transita hacia un futuro postsocialista desconocido. Aquí se recrean la trayectorias de personajes que viven al límite dentro de sórdidos ambientes con la esperanza de salir adelante; entre el acoso policial, los vendedores ambulantes, el sexo barato y furtivo.
Bim Bom. Historias de lucha de Arturo Infante y Renier Quer está concebido de tal modo, que parece el boceto de un guión de cine o de una serie de televisión, una suerte de late night show de HBO, que contesta toda la producción cultural producida en Cuba sobre esta temática.
Extraños antihéroes habitan este libro. Jóvenes provincianos que ponen sus cuerpos en venta por una visa, ropa de marca o smartphones; una pareja de ancianos que duermen en el sofá de su apartamento, porque necesitan alquilar su cuarto para ganarse unos pesos; un jubilado extranjero en La Habana buscando “carne fresca”.
Estos personajes están conectadas por la “lucha”, una noción que alguna vez fue exclusiva de los uniformes y las barbas de la revolución. En la actualidad, la “lucha” se ha asentado en el imaginario colectivo, para describir no sólo prácticas ligadas al comercio sexual, sino también las estrategias de sobrevivencia de la mayoría de los cubanos. Se trata una épica, de un nuevo combate en el que el “Bim Bom” se carga de sentido y se convierte en la salida, en la respuesta que muchos encuentran dentro una realidad cada vez más dolorosa y muda ...
Este texto está incluido en el libro Bim Bom. Historias de lucha